Las voces de otros idiomas no adaptadas al español y utilizadas en nuestra lengua respetarán su ortografía original. En la escritura, es conveniente distinguirlas mediante el uso de procedimientos gráficos como las comilla, la letra cursiva, etc: affaire, lady, whisky.
Los nombres propios de otras lenguas no hispanizados se escriben como en la lengua originaria —no es necesario distinguirlos gráficamente—, y tampoco están sujetos a las reglas de la ortografía española: Washington, Perth, Botticelli, etc.
Las palabras de origen extranjero adaptadas a la pronunciación y a la grafía española desde fecha más o menos antigua deben seguir todas las reglas ortográficas: Basilea, brandi, Burdeos, chalé, Londres.
Por otra parte, en ciertos nombres propios españoles, el influjo de tradiciones peculiares, la propia evolución fonético–histórica o el trueque de letras en siglos pasados (como b/v, j/g/x, y/i o c/z) mantiene a veces grafías peculiares: Balbuena, Rivera, Mexía, Ximénez o Giménez, Ybarra, Zelaya, etc. (junto a los más habituales Valbuena, Ribera, Mejía, Jiménez, Ibarra o Celaya).
En cuanto a las variantes escritas con j (Méjico, mejicano...), se recomienda restringir su uso en atención a la tradición ortográfica del país americano.
Recordemos, por otra parte, que en México, además, la letra x sigue representando el fonema fricativo palatal sordo en Xola, Mixcoac y otras palabras de origen azteca o maya. También puede conservarse esta pronunciación arcaizante en apellidos citados arriba. Por el contrario, en el topónimo Xochimilco la x se pronuncia como s.
Tema 7: USO DE LAS LETRAS MAYÚSCULAS Y MINÚSCULAS.