En ocasiones, el uso de la mayúscula se debe a propósitos expresivos, como sucede en los casos siguientes:
a) En los títulos, cargos y nombres de dignidad, como Rey, Papa, Duque, Presidente, Ministro, etc. Estas palabras se escribirán siempre con minúscula cuando acompañen al nombre propio de la persona o del lugar al que corresponden (el rey Felipe IV, el papa Juan Pablo II, el presidente del Ecuador, el ministro de Trabajo) o estén usados en sentido genérico (El papa, el rey y el duque están sujetos a morir, como lo está cualquier otro hombre).
Sin embargo, pueden escribirse con mayúscula cuando no aparece expreso el nombre propio de la persona o del lugar y, por el contexto, los consideramos referidos a alguien a quien pretendemos destacar: El Rey inaugurará la nueva biblioteca. El Papa visitará tres países en su próximo viaje.
También es costumbre particular de las leyes, decretos y documentos oficiales escribir con mayúscula las palabras de este tipo: el Rey de España, el Presidente del Gobierno, el Secretario de Estado de Comercio.
b) En algunas palabras de escritos publicitarios, propagandísticos o de textos afines. Este uso, destinado a destacar arbitrariamente determinadas palabras, es idéntico al recurso opuesto, consistente en emplear las minúsculas en lugares donde la norma exige el uso de mayúsculas.
En ningún caso deben extenderse estos empleos de intención expresiva de mayúsculas o minúsculas a otros tipos de escritos.